Publicado 19 de noviembre de 2021 en Tips por Samuel Ahumada
Un disco duro para notebook es como el motor de un auto: cuando comienza a fallar, el resto de componentes también disminuye su rendimiento.
Aunque parezca exagerado, el disco duro es la pieza de hardware más importante cuando se trata de almacenamiento de datos y es aquí donde se almacena la mayoría de tus archivos. Por eso, cuando comienzas a ver fallas en el disco duro interno, te expones a perder información valiosa y hasta puede que no tengas oportunidad de restaurar el sistema.
Nadie quiere verse en esta situación. Por eso, hoy conocerás cuáles son las principales causas de daños en un disco duro y cómo evitar que te suceda.
Antes de empezar, necesitas entender el funcionamiento normal de un disco duro. Para ello, hay que tomar en cuenta que existen principalmente dos tipos de disco duro: el HDD (del inglés hard disk drive) y el SSD (solid-state drive).
Una característica importante de cualquier disco duro es que, a diferencia de la RAM, puede mantener los datos almacenados incluso cuando el computador se apaga. Es por eso que, cuando enciendes de nuevo el equipo, todos tus archivos y programas siguen ahí.
Para cumplir con este propósito, un HDD se divide en sectores o locaciones físicas donde se graba la información. Durante este proceso, el disco gira facilitando la transmisión y escritura de datos; también debe girar al momento de leerlos. Cuanto mayor sea la velocidad giratoria, mayor será la velocidad de transmisión, grabación o lectura.
Generalmente, un disco duro puede girar de 5400 a 7200 revoluciones por minuto (RPM), mientras que los discos basados en servidores pueden alcanzar las 15.000 RPM.
Es una alternativa a los HDD notebook, y la diferencia está en que el almacenamiento de datos ocurre en microchips o por medio de memorias flash en lugar de sectores.
Además, estos tipos de disco duro no incluyen cabezales físicos para la grabación de datos como los HDD, sino procesadores integrados que se encargan de cumplir todas las funciones de almacenamiento, recuperación o limpieza de datos. Con esto, la eficiencia de los SSD es mayor, así como la velocidad de transferencia y el tiempo de arranque.
Cuando un disco duro para notebook deja de funcionar, sobre todo un HDD, el problema suele ser que tiene sectores dañados y esto hace imposible recuperar los datos grabados.
Las consecuencias en este punto son diversas: puede ser que no consigas abrir un archivo de Word, como puede que pierdas acceso a toda una carpeta, a una aplicación específica o a todo el sistema operativo.
Ahora, ¿por qué pasa esto? Las razones son variadas, pero estas son algunas de las más habituales:
Habrá momentos en los que el daño será temporal, de manera que es posible recuperar la funcionalidad del disco formateándolo o llevándolo a mantenimiento. Pero en otras ocasiones, cuando el daño es mecánico (como aquel causado por el recalentamiento o la sobretensión), puede que el disco pierda sus capacidades y la única solución sea reemplazarlo.
A veces, los datos almacenados se van a poder recuperar usando un software especial, como también puede que el disco quede completamente inservible. Todo dependerá de la gravedad del daño.
Ahora, puede que te estés preguntando si los HDD notebook suelen dar los mismos problemas que los SSD. En tal sentido, la verdad es que la durabilidad y confiabilidad de los SSD destaca muy por encima de sus “hermanos”.
Aunque todavía es posible que tengas alguna de las fallas mencionadas antes, es poco probable que suceda en comparación con los HDD. Esto gracias a que los SSD no dependen de componentes mecánicos que son frágiles ante el exceso de calor, la humedad o una ligera variación en el voltaje.
En pocas palabras, los SSD son inmunes a los campos magnéticos y vienen desprovistos de componentes móviles, eliminando así varios de los factores de riesgo que podrían ocasionar fallas en el disco.
Por otro lado, cuando se comparan ambos tipos de disco duro en términos de productividad y rendimiento, vas a tener una mejor experiencia de usuario con los SSD. Como ejemplo, el tiempo de carga del sistema es más corto (tendrás menos tiempo para ver el logo de Windows) y la capacidad de almacenamiento suele ser mayor.
Si bien puedes encontrar un HDD con capacidades de 1 a 10 TB, toma en cuenta la fragilidad de su estructura mecánica y el riesgo de fallas. Por todos estos factores, un computador con SSD te da más tranquilidad y una larga duración garantizada, debido a que las celdas se pueden rescribir ilimitadamente sin riesgo de daño por movimientos.
Ahora lo sabes: hay ciertas prácticas que es mejor evitar para que tu disco duro se mantenga en buen estado. Pero, además, si ya tomaste la decisión de reemplazar tu equipo por uno más moderno, puedes encontrar notebooks baratos con disco SSD. De este modo, te estarás llevando lo último en tecnología y no tendrás que lidiar con los problemas de los HDD.