¡El cargador de notebook! Sin duda, debería ser uno de los accesorios que más tiempo debería acompañarte, pues de él depende la posibilidad de usar tu equipo en la universidad, en el café, en la oficina o en cualquier otro lugar donde haya una toma de corriente a la cual conectarte. Sin embargo, suele sufrir demasiado. Cuando menos te das cuenta, está dañado o funciona de manera deficiente. Pero todo tiene solución y aquí te traemos 7 consejos para alargar su vida útil.

Importancia de cuidar el cargador de notebook

No importa si tienes cargador tipo C, estándar o de cualquier otro tipo. Conservarlo en las mejores condiciones es crucial, no solo porque es el que hace posible la portabilidad en muchas situaciones, sino porque usarlo en mal estado puede causar daños en tu notebook y hasta afectar su rendimiento general. 

Además, cuando el cargador está dañado y no funciona bien, puedes atribuir los problemas de carga a la batería y reemplazarla, haciendo un gasto innecesario (y en algunos casos, costoso).

Por último, al alargar la vida útil del cargador de notebook ahorras dinero, porque no debes reemplazarlo de forma frecuente. Además, ayudas a la sostenibilidad ambiental. Considera que al año se desechan cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos, y cualquier granito de arena que puedas aportar para mitigar el problema termina siendo una gran ayuda.

¿Cómo cuidar tu cargador?

Ponte manos a la obra aplicando estos consejos. Son muy sencillos y no te cuestan ni un peso: 

1. Desconecta el cargador de notebook de manera correcta

Hay veces que, por afán, por pereza o simple descuido, desconectas el cargador tirando el cable. Grave error. Esto va rompiendo poco a poco tanto las fibras internas como el recubrimiento del cable. Tómate los segundos para hacer esta tarea de forma delicada.

Además, es importante que, cuando no estés usando el notebook, desconectes el cargador del enchufe. Si lo dejas ahí de forma permanente, generas un desgaste adicional y hay un consumo de energía innecesario.   

2. Mantén el cargador limpio y libre de polvo

Otro error en el que caen varios usuarios es mantener el notebook brillando de limpieza, pero el cargador no tan limpio. Con el tiempo, la suciedad se va acumulando en las ranuras, conexiones y hasta componentes electrónicos internos, lo cual puede afectar su rendimiento general y aumentar el riesgo de sobrecalentamiento.

Evita este problema limpiando tu cargador al menos cada 15 días, con un paño suave y seco. Y si tienes un secador o soplador, pásale aire frío y de forma moderada, para retirar el polvo de forma más efectiva.

3. Evita enrollar el cable muy apretado

¿Enrollas rápidamente el cable alrededor del adaptador, aprietas los dobleces y lo guardas en la mochila o el cajón de tu escritorio? Si es así, es mejor detener esta práctica. Si no, corres el riesgo de dañar los conductores internos.

En lugar de enredar y enrollar el cable, haz ligeros dobleces y asegúrate de guardarlo o trasportarlo de tal modo que no se genere presión sobre los mismos. De hecho, si puedes almacenarlo en un lugar plano y desenrollado, hazlo y tu cargador te lo agradecerá con varios años de funcionalidad al 100%.

4. Previene el sobrecalentamiento usándolo en superficies planas

El calor excesivo afecta mucho a los componentes electrónicos y hasta un cargador Acer, que es de altísima calidad, puede terminar dañándose con un sobrecalentamiento. Por esta razón, para cuidarlo, debes usarlo sobre superficies planas, preferiblemente frescas, que ayuden a disipar la temperatura.

Además, si deseas extremar los cuidados, tienes que asegúrate de colocar el cargador en un punto donde el aire circule libremente. Y nunca, pero nunca, lo expongas de forma directa a la luz solar. 

5. No lo utilices en camas o sofás

Un poco relacionado con el punto anterior. Tu cama, el sofá y muebles por el estilo son superficies que tienden a atrapar el calor, especialmente si tú estás ahí acostado o acostada. Además, si hay mantas, cojines o elementos por el estilo, el flujo de aire será mucho menor y el sobrecalentamiento mucho más alto. 

6. Almacénalo adecuadamente cuando no lo uses

Ya está claro que no debes almacenar tu cargador con el cable enrollado y apretado, porque puede dañar los conductores internos. Pero los cuidados al respecto van mucho más allá: guárdalo en una funda acolchada, en un lugar donde las temperaturas no sean altas y lejos de elementos cortopunzantes. La idea es protegerlo de caídas, golpes, tirones, cortes y daños físicos en general. 

Por supuesto, no lo dejes en el piso o lugares donde pueda ser pisado o alcanzado por niños pequeños y mascotas (si les da por jugar con el cable, tu bolsillo podría lamentarlo).

7. Inspecciona regularmente para detectar daños

Cuando tienes un vehículo lo llevas regularmente a mantenimiento para prevenir daños mayores, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no hacerlo con el cargador? De vez en cuando, revísalo minuciosamente, incluso destapándolo para visualizar el estado de los componentes internos. Si encuentras cables pelados, conexiones sueltas, cositas quemadas, puedes mandarlo a reparar (o ir pensando en comprar uno nuevo).

Ten siempre a mano un cargador Acer original 

Con estos pequeños consejos, que en realidad se traducen en cuidado y cariño, tendrás cargador para muchos años. Es decir, tendrás tu notebook funcionando correctamente en todo tipo de situaciones, ahorrarás dinero en reemplazos y contribuirás al cuidado de nuestro planeta.

Ahora, si finalmente tu cargador cumple su vida útil, lo pierdes o necesitas uno adicional para mantener en la oficina, asegúrate de comprarlo en la tienda Acer. Así aseguras que sea original y obtienes diferentes beneficios: 

• Diseño compacto y portátil, para que lo lleves a todos lados sin problemas.
• Fabricados con materiales de alta calidad, que los hacen duraderos y seguros (además, protege tu notebook de sobrecargas y problemas eléctricos). 
• Variedad de modelos, incluso en la gama de cargador tipo C. 
• Compatibilidad garantizada con todos los modelos de notebooks Acer (asegurando que tu dispositivo reciba la cantidad correcta de energía sin riesgo de daño).

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